La cosecha se realiza cuando las uvas cuentan con las condiciones óptimas de azúcar y acidez deseadas (aprox. 190-200 gr/litro). Las mismas son seleccionadas cuidadosamente y prensadas suavemente para obtener un mosto de alta calidad, el cuál es enviado directamente a tanques de acero inoxidable para realizar su fermentación con levaduras seleccionadas. Dicho proceso tiene una duración estimada de 30 días y se realiza a temperaturas muy bajas (8-10 °C) a fin de preservar los aromas característicos de la uva. Una vez que se ha consumido el azúcar, la fermentación es detenida por acción del frío (–3oC) resultando un azúcar natural residual de 60 gramos/litro aprox. a un menor grado alcohólico, lo que le otorga una exquisita dulzura y frescura.